También se puede encontrar en la tierra, pero nunca en agua salada como la de los océanos.
Los más jóvenes, es decir, niños y adolescentes son quienes a menudo se convierten en las víctimas de la infección que produce esta ameba, al bañarse en aguas estancadas e infectadas.
La Naegleria fowleri, ingresa al cuerpo por medio de la nariz, cuando la persona está buceando o nadando. De allí la ameba pasa al cerebro, mediante los pequeños orificios existentes en el cráneo humano, por donde los nervios de la nariz ingresan en el cerebro.
Una vez que la Naegleria fowleri se encuentra en interior del cerebro, la persona afectada empieza a padecer cefaleas y fiebre, que progresa rápidamente a una encefalitis amebiana primaria o meningoencefalitis amebiana, la cual destruye el tejido cerebral, ocasionando inflamación del cerebro, que produce la muerte del enfermo en una o dos semanas.
En la actualidad no existen tratamientos eficaces para tratar a una persona afectada por la Naegleria fowleri. Sin embargo, se han registrado unos pocos casos de sobrevivientes, a los cuales se les administró un tratamiento precoz con anfotericina.
Tampoco existen aún métodos de pruebas rápidas o estandarizadas, para detectar y/o cuantificar la Naegleria fowleri en el agua. Asimismo, la relación entre encontrarla en el agua y las infecciones, no está totalmente clara.
Lo que sí es cierto, es que la presencia de la Naegleria fowleri es muy común, mientras que las infecciones son poco comunes. Además se ha comprobado que la infección causada por esta ameba no se contagia de persona a persona.
El índice de supervivencia documentado a la infección de la Naegleria fowleri es del 2%, con apenas 7 sobrevivientes de 300 casos registrados, de los cuales 128 pertenecen a Estados Unidos, donde aseguran que la ameba se encuentra establecida al sur del país, aunque estudios recientes han revelado que se está desplazando al norte, donde se están produciendo infecciones, en lugares donde no habían casos documentados con anterioridad.
