Cuando la usurpación es de identidad, la gravedad del problema es aún más grande, ya que implica que una persona está beneficiándose de algo a través de la identidad de otra, ocasionándole gastos y responsabilidades económicas al sujeto afectado. En la actualidad este delito se está realizando con mucha frecuencia a raíz del progreso que ha tenido la tecnología de la información, la aparición de las redes sociales, etc. todo esto ha originado que cualquier persona tenga la posibilidad de hackear la cuenta de otro y usurpar su identidad.
Cuando la usurpación es de los bienes inmuebles, la situación también es complicada ya que, en la mayoría de las situaciones y a causa de los problemas económicos y la falta de viviendas, algunas personas se ven en la necesidad de ocupar viviendas o terrenos que les pertenecen a otras personas, y que se encuentran en estado de abandono. Hay algunos casos en donde la legislación determina que, luego de pasado un lapso de tiempo generalmente largo, que tiene más potestad sobre la propiedad quien la supo utilizar con una finalidad apropiada que el dueño inicial, así esté presente ante las leyes, todos los documentos que lo adjudican como propietario del inmueble.
Del mismo modo se puede estar frente a una usurpación de funciones, en el momento en que una persona asume la realización de actividades específicas, sin estar debidamente colegiado, como por ejemplo una persona que se haga pasar por abogado sin estar certificado primero por un instituto de educación superior reconocido y segundo por el colegio de abogados.
