El aburrimiento a menudo se asocia con perder el tiempo. Cuando un individuo está aburrido, no encuentra sentido para lo que está viviendo. En ese momento, el sujeto no realiza ninguna acción o parece actuar automáticamente. En algunos casos, el aburrimiento promueve algún tipo de acción, incluso si carece de lógica o coherencia.
Este concepto es subjetivo, tanto como el amor, la nostalgia y la alegría: aunque millones de personas dicen pasar por estos y otros estados, no podemos definirlos de una manera única, ya que cada uno los experimenta con sus propios colores. En este caso particular, el aburrimiento está inextricablemente ligado al entretenimiento, otro término que cada individuo entiende de una manera particular.
El aburrimiento puede ser producido o generado por elementos internos e individuales de cada individuo (como la incapacidad de encontrar situaciones o actividades que son excitantes), así como por elementos o fenómenos externos al individuo. Aquí debemos mencionar la falta de incentivos que pueden generar una sociedad en particular, así como la presencia de diferentes sustancias que luego de un período de éxtasis, aburrimiento.
Algunas personas son más propensas a aburrirse que otras, porque algunas, cuando están aburridas se vuelven creativas y tratan de resolver ese estado desfavorable de la mente con imaginación y creatividad, por ejemplo: «Mi hijo estaba aburrido en este día lluvioso, y pensé hacer con los pequeños barcos de papel y hacerlos navegar en los charcos, y al final, estuvimos muy entretenidos», «La lección que el profesor nos dio para estudiar fue muy aburrida, pero busqué videos en Internet en el sujeto con aplicaciones prácticas, y terminó siendo muy interesante» o «En los momentos en que me aburro, nace mi interés por las diferentes expresiones artísticas y escribo poemas o imágenes».
Básicamente, el aburrimiento produce apatía, falta de entusiasmo, pasividad y falta de alegría, y es fácil reconocer si estos «síntomas» son reconocidos.
