Para poder funcionar, los paneles solares deben recibir de manera directa los rayos solares. Su principal uso es de tipo doméstico, ya que estos suelen ser colocados en los techos de las viviendas para proveer de electricidad a los electrodomésticos.
Existen tres tipos de paneles solares:
- Los fotovoltaicos: son aquellos paneles descritos con anterioridad, capaces de generar la energía suficiente para satisfacer las necesidades del hogar.
- Los térmicos: esta clase de paneles deben ser utilizados en viviendas que cuenten con una óptima recepción de luz solar y que también dispongan de suficiente espacio para colocarlos, ya que son mayores que los fotovoltaicos, porque de lo contrario no serían eficientes. Los paneles térmicos trabajan igual que los fotovoltaicos, con la única diferencia es que los térmicos contienen un líquido que absorbe el calor.
- Los termodinámicos: estos son los más empleados, hoy en día en los hogares, ya que son más económicos, más eficientes y se pueden usar para muchas más cosas. Entre sus ventajas está, que puede absorber la energía, aun si esta nublado o lloviendo. Es decir que estos paneles tiene la característica de captar cualquier tipo de energía en cualquier ambiente, siempre y cuando la temperatura exterior no sea inferior a los 0 grados.
Los paneles solares son beneficiosos para el medio ambiente ya que la energía que ellos producen es limpia y renovable; además de contribuir con el ahorro energético, su instalación es rápida, el mantenimiento es mínimo y tienen larga vida útil.
Es cierto que al principio, poder instalar estos dispositivos, resultaría un poco costoso, sin embargo todo lo invertido se podrá recuperar con el tiempo y las personas estarán recompensadas al recibir energía eléctrica gratuita.
Entre los aspectos negativos, se pudiera mencionar el clima, ya que los paneles como el fotovoltaico, solo funciona si recibe la luz del sol de manera directa, es decir que en un día nublado este no funcionará correctamente.
