A partir de esta concepción, se desprende fácilmente un concepto de platónico muy sencillo, porque cuando hablamos de un “Amor Platónico” estamos haciendo referencia a un amor que es sincero, honesto y sin ninguna otra intención que no sea compartir el sentimiento que se tiene y que debe ser recíproco, puro y sin atracción amorosa. Las diferentes expresiones artísticas contemporáneas han deformado esta definición llevándola a criterios más fantasiosos y propios del cine y la televisión. Es común ver como un amor platónico es aquel que se genera de la admiración de una persona hacia otra, aun cuando esta no conozca siquiera de vista a quien tiene sentimientos por este. Es decir, que un amor platónico es aquel que es inalcanzable, por diferentes motivos.
Un ejemplo claro de este concepto, técnicamente errado, son las los fans de un artista cantante, que consideran que su talento o aspecto físico es el ideal que desean tener consigo en una relación. Entonces tenemos al amor platónico como un ideal irrefutable cuando en realidad se trata de un amor puro y verdadero que se demuestra a través de desinterés carnal. La filosofía de Platón, requería que en la pareja de amantes existiera una comunicación fértil, en la que se garantizaría un máximo conocimiento y compenetración para que así se manifestaran todas las experiencias que podían surgir de una convivencia en la que el amor natural sea el eslabón que une a la pareja. La concepción del Amor Platónico como una fantasía de sueños es producto del celuloide, que nos muestra cada vez que el amor verdadero no existe.