Forastero es un término que se utiliza para designar a aquellas personas que no pertenecen a una comunidad, que no vienen de ella, y que vienen de otro país, desde el extranjero. También se puede decir que este es un individuo extranjero que viene a una comunidad y es a menudo advertido como una amenaza.
Esta situación hace que estos individuos no conozcan los usos y costumbres del lugar al que llegan y luego los toman como individuos, o incluso extraños, y producen cierta desconfianza.
Por lo general, el extraño puede ser percibido como un peligro para tener estilos de vida diferentes, diferentes maneras de comunicarse, actuar, etc. Utilizar en películas occidentales americanas donde representan a criminales o fugitivos de la justicia. El término se usa mucho más en ficción del tipo americano para hablar de esas personas que llegan a una comunidad perdida en el oeste y que puede ser peligrosa por ser delincuentes, asesinos o fugitivos de algún crimen.
Esto es así porque cuando un grupo de personas decide reunirse para vivir juntos compartiendo ciertos elementos, siempre habrá elementos extraños a ese grupo por definición.
Por lo tanto, si una sociedad caracterizada por tener ciertos rasgos culturales, tradiciones, lenguaje, historia, etc., cualquier cosa que no represente ese grupo de manifestaciones con las cuales los miembros de la comunidad se sientan identificados será entonces considerada algo extraño, diferente y posiblemente peligroso.
La diferencia en español entre extranjero y forastero es que la primera significa siempre una persona de una nación diferente, ajena a la nuestra, de gobierno, idioma, costumbres y usos diferentes. Y no solo llamamos a personas extranjeras, sino también cosas, como modas y objetos. La palabra extranjero supone nacionalidad, proximidad, semejanza en las diferencias esenciales y sólo ligeras y accidentales.
Así, un francés, un inglés y un portugués son extranjeros y no forasteros para españoles o argentinos; un riojano o un vizcaíno en rigor es ajeno a un andaluz, y no extranjero, así como un limeño es un extraño a un chalaco. La nacionalidad constituye así la verdadera diferencia de ambas palabras.