A veces, el término aciago del destino se usa para calificar un día que por diferentes razones, fue desastroso. Un accidente que deja docenas de muertos puede transformarse cualquier sábado en un desafortunado sábado. Esto no significa, obviamente, que todas las personas hayan sufrido directamente una desgracia en esa fecha, pero la magnitud de la tragedia hace que, a nivel general o en los medios de comunicación, hablen de los desafortunados.
Ahora, la palabra aciago no tiene un uso extendido en el lenguaje actual, mientras tanto, tendemos a usar mucho más el término triste, uno de sus sinónimos, que expresa lo mismo.
Alguien que está triste se sentirá angustiado y afligido por la sucesión de un hecho que genera mucha pena y tristeza, precisamente porque afecta directamente los sentimientos, por ejemplo, la muerte de un ser querido es un hecho que causará mucha tristeza. Además, cuando no obtienes lo que te perdiste o que fue planeado con tanto esfuerzo parece triste o triste.
Cabe señalar que la tristeza es una de las emociones más comunes que experimentamos los humanos a lo largo de nuestras vidas. Durante la tristeza hay un marcado declive en la moral y la alegría que normalmente desencadena en aquellos que sufren de llanto, sin actividad, para mantener la calma y en la soledad y en algunos casos extremos incluso pueden manifestar algunos problemas físicos como la falta de deseo de comer.
El estado opuesto de aciago y tristeza es la alegría, que como contraparte se caracteriza por un estado de bienestar y un alto grado de energía que hará que la persona se sienta fuerte y poderosa para llevar a cabo cualquier acción o simplemente para disfrutar de todo lo que le sucede en la vida.
