Los primeros registros de esta palabra se pueden hallar en la Epístola de san Pablo a los efesios. La locución latina “ad Ephesios”, es la que da vida a la serie de expresiones que indican el ridículo de alguien. Según la tradición católica, los habitantes del pueblo de Éfeso eran individuos que constantemente se vanagloriaban y presumían de sus riquezas y ropas, resultando todo en un acto de extrema ridiculez.
Otros, sin embargo, aseguran que la expresión se debe a que un ciudadano del ya mencionada ciudad, a pesar de tener una brillante posición en los más importantes aspectos, se vio condenado al ostracismo; por esa razón, se dice que “hablar adefesio”, es una frase utilizada para aquellas personas con las que no se puede mantener un dialogo fructífero. Héctor Zimmerman, periodista argentino, arma que la palabra, en un principio, significó hablar “sandeces”, para luego, en la actualidad, pasar a denominar a las personas y las ropas ridículas.