El culto a los dioses ha existido casi desde los orígenes de la humanidad misma. Estos ritos se llevaban a cabo con el fin de agradar a los dioses, para que así estos enviasen ayuda a los humanos cuando se encontrasen en situaciones de riesgo o difíciles. Estas manifestaciones pueden ser de carácter público, como también pueden ser privadas. Entre los cultos más comunes, se encuentran los sacrificios, el canto o la recitación de rezos e himnos, además de la elaboración de figuras representativas de los dioses.
La adoración, siendo considerado un estado de contemplación, puede, según las enseñanzas abrahámicas, convertirse en idolatría; esto sucede cuando el objeto de adoración son bienes materiales o un ser humano. Por tanto, en las religiones judeocristianas, la idolatría está terminantemente prohibida y considerada una falta hacia Dios. Cabe mencionar, de igual forma, que “Adoración”, es un nombre que era colocado a las niñas que nacían el 6 de enero; es de origen latino y era más utilizado en occidente, en especial entre aquellos que celebraban el día de los Reyes Magos.