Hacer algo con ganas de dedicar tiempo, concentración y energía a lo que se está haciendo, lo que puede ser una actividad física: «Trabajó como electricista durante más de una década para pagar su casa» o «Corrió con entusiasmo y logró gana la carrera»; o actividad mental: «Con mucho afán debo ahorrar porque la plata no me llegará a fin de mes» o «Me esfuerzo por pensar la mejor alternativa para mi futuro» o ser un deseo incontrolable: «Tengo el deseo de dedicar todo mi tiempo a la medicina y no pararé hasta conseguir mi anhelado título».
El deseo de lucro es lo que guía a cualquier empresa dedicada a la fabricación o comercialización de productos.
El afán, aunque es bueno cuando el final es noble, puede llevar a buscar medios que no son morales o lícitos para lograrlo, por ejemplo: «En su afán de ganar dinero, no dudó en estafar la empresa en la que laboró por muchos años «.
Generalmente cuando un individuo tiene un objetivo, ese afán de que algo o alguien despierte en nosotros nos lleva a hacer cosas por ellos que a priori podrían ser impensados, que en otra situación, o por otra persona, no lo haríamos ser capaz de hacer.
También es por esta razón que el concepto está íntimamente relacionado con el amor, la amistad, intereses particulares, entre otros temas.
La paternidad es una de las tareas más difíciles y delicadas de nuestra especie, y no es raro que los niños reprochan a sus padres por no haberlo hecho bien, incluso cuando actúan con buena voluntad. Podemos decir, por lo tanto, que muy a menudo los padres se equivocan en su deseo de guiar a sus hijos, y logran que se opongan y hagan exactamente lo contrario de sus deseos.
Un líder político, por otro lado, puede ser criticado por su «afán por la riqueza y poder«. En este caso, se considera que el político en cuestión no tiene vocación, ya que no tiene la intención de contribuir al desarrollo de su comunidad sino que, por el contrario, busca enriquecerse. Por lo tanto, esta persona usaría la actividad política solo para ganar dinero.