En la estación de otoño el ágamo, deposita sus huevos en los brotes nuevos y en las yemas produciendo las pequeñas agallas durante la época de invierno; mientras que la generación siguiente nace en los meses de abril a mayo.
En el caso de los árboles las agallas son como especie de extrusiones que cuelgan como si fueran frutos; de hecho, éstas reciben la denominación de manzanas de roble y se originan luego de que las avispas colocan sus huevos en la corteza del árbol. Estas estructuras poseen valores elevados de ácido tánico y desde hace mucho tiempo se han empleado para la fabricación de medicamentos en muchas regiones del planeta.
A pesar de que todas las agallas de roble se presentan por la acción de la denominada avispa de agallas, todas estas pueden ser muy variables tanto en forma, como en color y tamaño. Por su parte las larvas de dicha especie obligan al roble a crear sustancias y células que producen las agallas, que al mismo tiempo son usadas por las primeras como una fuente de alimentos y como refugio. Es importante señalar que por lo general no representan un peligro para el árbol a pesar de que la formación de ellas es un acto de defensa por su parte, lo que explica su alto contenido de elementos astringentes.