La palabra agradecimiento es un término que tiene una presencia especial en el ámbito de la religión, ya que en este contexto resulta ser una práctica frecuente, que el creyente, el fiel, agradece a través de una oración, o una charla informal con su Dios por habiéndole concedido alguna petición, deseo o directamente por todo lo que tienen porque consideran que es el resultado de la acción de Dios, entre otros.
Esto genera para los fieles un tremendo compromiso de gratitud con Dios, porque él cree que todo lo que tiene en la vida se lo debe a él. Personas muy creyentes cada vez que se sientan a la mesa para comer y antes de intentar morder, agradecen a Dios por la comida que pueden tener sobre la mesa.
La gratitud implica apreciar en todo momento lo que otros hacen por nosotros, ser conscientes de su actitud y ayudar a crear un compromiso de confianza y reciprocidad con ellos.
La apreciación significa estar dispuesto a responder con la misma actitud cuando se requiere nuestra ayuda. Cuando la confianza aumenta en el vínculo, crea amistad, compartir emociones, dificultades, problemas donde fluye la ayuda recíproca.
La gratitud es un sentimiento experimentado cuando se recibe apoyo en una circunstancia difícil, lo que lleva a corresponder con una acción de gratitud. Puede expresarse con una simple declaración oral de agradecimiento, una sonrisa, un agradecimiento por una situación en particular, una nota conceptual con expresiones de agradecimiento por su apoyo, una llamada telefónica, un regalo, un apretón de manos, un abrazo cálido, un cariñoso Beso.
Una persona optimista valora positivamente las cosas buenas que le suceden y por esa razón dice que se siente agradecido por la vida. Quien no valora el bien que le sucede en la vida es, por lo tanto, ingrato. Podría decirse que el ingrato no sabe cómo interpretar correctamente su situación personal. Por lo tanto, si alguien es el heredero de una gran fortuna y puede hacer lo que quiera en todo momento, sería irracional si no tuviera un sentimiento de gratitud.