El atún suele bajar de las aguas frías del Círculo Polar Ártico, para depositarse en las cálidas aguas del Mediterráneo. En su travesía debe pasar por el estrecho de Gibraltar y es aquí donde se ubica la almadraba, en estas redes el atún se queda atascado sin poder escapar, y a su vez lo mantiene con vida. Una vez que existe una cantidad suficiente de pescado en las redes, se realiza la llamada “levanta”, que consiste en alzar las redes, permitiendo que el atún ascienda a la superficie; cuando esto sucede, se da inicio a la lucha entre los pescadores y el atún, para esto utilizan herramientas rudimentarias, teniendo mucho cuidado para no dañar la piel del pescado. Luego el mismo es subido al barco donde muere y posteriormente se procede a seleccionar las piezas de mayor tamaño.
Son muchas las familias que dependen de la almadraba, sin embargo esta técnica está a punto de desaparecer por la sobre explotación. Los bancos de atún rojo cada vez son más pequeños y las almadrabas apenas pueden cubrir los gastos, esto sumado a la presión comercial de los compradores, en su mayoría japoneses, representa un factor determinante en el descenso de esta pesca. Como ya se ha dicho, son los japoneses los que más compran el producto, y los que mejor pagan, es por esto que a ellos se les vende casi toda la pesca.
El futuro de la almadraba se vislumbra, hasta los momentos, algo incierto, sería una lástima que con el tiempo desapareciera, ya que este arte es centenario y forma parte de la cultura de diversas localidades españolas además de ser un trabajo que se transmite de manera artesanal de padres a hijos.