Un anticonvulsivo es el efecto de determinadas sustancias que actúan como calmantes ante convulsiones, es una de las características más representativas de medicamentos tales como los antiepilépticos. Por lo general tambièn es un efecto de fármacos para trastornos como el bipolar, dolores por causa de neuropatía y fibromialgia. Cabe destacar que las convulsiones no siempre son de origen epilépticas o asociadas, pudiendo venir por otra sintomatología o cuadro clínico. Se empezaron a promocionar como medicamentos seguros a finales de los noventa, dado que sus antecesores eran drogas de alto riesgo.
Los fármacos que combaten las convulsiones se pueden dividir en 8 grupos según el efecto que causa en el paciente. Estos son: Bloqueadores de los canales de sonido de activación repetitiva, los que potencian las transmisiones del neurotransmisor GABA, los moduladores del glutamato, los bloqueadores de los canales de calcio T, los bloqueadores de los canales de calcio N y L, los moduladores de la corriente L, los bloqueadores de sitios de unión específicos y los inhibidores de la anhidrasa carbónica.
Los anticonvulsivos pueden presentar efectos secundarios graves en un individuo, pudiendo ir desde sarpullidos a nivel cutáneo hasta aumento en el riesgo de suicidio. Además, son usados con mucha frecuencia como drogas debido a su efecto en el sistema nervioso que en casos en los que el individuo no los necesita crea alucinaciones.