Qué es antígeno
Un antígeno es una molécula que ocasiona una respuesta en el sistema inmunológico a través de los linfocitos. Puesto que esta es considerada ajena, impulsa a la producción de anticuerpos, y a la unión a sus receptores para dar pie a una reacción del organismo y así combatir a los patógenos.
Etimológicamente, el vocablo antígeno es de origen griego y consta de un prefijo, “anti”, que significa opuesto y un sufijo, “geno”, que se vincula a generar.
Función de los antígenos
Su principal función es estimular y activar la respuesta inmune para que los anticuerpos combatan los agentes patógenos que se hayan alojado en el organismo por cualquier vía.
Además, son los precursores de la llamada primera respuesta, la cual es provocada por el primer contacto con las células presentadoras de antígenos, los linfocitos B.
Todo esto asegura que, ante una segunda infección, la unión entre antígenos y anticuerpos sea más rápida.
Características de los antígenos
- Son principalmente proteínas de estructura tridimensional que se encuentran en las partes de un microorganismo, ya sea en su pared celular o cápsula.
- Están formados por estructuras complejas, lo que en ocasiones dificulta la eliminación del antígeno (fagocitosis).
- La carga eléctrica de los antígenos es inversa a la de los anticuerpos, ya que de esta manera es que se logra la atracción de las moléculas y la consiguiente unión.
- Los anticuerpos cuentan con la habilidad de reconocer la molécula de los antígenos y diferenciarla de otras para así poder unirse a ella.
Tipos de antígenos
Estos se clasifican según su origen en dos grandes grupos: endógenos y exógenos. Sin embargo, entre los endógenos se pueden conseguir otros tipos más específicos.
Antígenos endógenos
Estos son los que provienen del espacio intracelular, ya sea como resultado de su metabolismo o por el alojo de microorganismos. En este caso, se posan sobre la superficie celular para ser reconocidos por los linfocitos y así activar la respuesta inmune. Entre estos está el antígeno NS1, el cual es una proteína encontrada en los casos de infección por dengue.
Antígenos exógenos
Estos vienen de fuera del organismo, y se inoculan al mismo mediante inhalación o inyección. Algunos ejemplos de ellos son las bacterias, el polvo y el polen.
Autoantígenos
Estos son los que comúnmente conviven en conjunto con las células del sistema inmunitario sin ser atacadas por las mismas, puesto que son las encargadas de hacer que los anticuerpos reconozcan a las otras células del organismo como propias. En el caso de las enfermedades autoinmunes como el lupus, este sistema falla, haciendo que los anticuerpos ataquen a las células.
Antígenos tumorales
Son los que se encuentran sobre las células de un tumor, es decir, en las células cancerígenas. Entre estos están los antígenos tumorales específicos y los asociados a tumores, que, si bien ambos alertan sobre la presencia de una alteración en las células, los últimos no necesariamente significan malignidad.
De esta manera se hace uso de los antígenos prostáticos específicos para detectar de forma temprana el cáncer de próstata en hombres. Asimismo, el antígeno CA 125, se emplea en el diagnóstico de las neoplasias del aparato reproductor femenino, además de también ser capaz de alertar sobre el cáncer de páncreas, hígado y colon.
Antígenos nativos
Estos son moléculas primitivas, es decir, que conservan su estructura original y que, por lo tanto, no pueden activar a los linfocitos T.