El Antropocentrismo surge al comienzo de la edad moderna, una etapa en la que las civilizaciones habían evolucionado no solamente desde el punto de vista ético, moral y judicial, sino que también habían adquirido un conocimiento nutrido de las diversas filosofías que se estudiaron en las pasadas generaciones, por lo que al realizar estudios y análisis de las teorías como la del Teocentrismo, comenzaron a ponerla en tela de juicio, aquí se dio paso a investigaciones científicas sobre el origen del hombre más allá de los mitos e historias divinas, religiosas y bíblicas que regían a las sociedades.
La idea del hombre como un ser supremo revolucionó todas las creencias hasta el momento, para darle paso a un esquema de doctrinas basadas en el hombre como el independiente a los establecimientos de las religiones que forzaban a las comunidades a realizar actos que comenzaron a ser repelidos por la sociedad con el pasar del tiempo. Hoy en día en la era actual, el antropocentrismo funda en el mundo un criterio de superación del hombre sobre las dificultades que el mismo planeta y sus componentes le colocan para así mantener ese estigma de superioridad.
Siendo la mente humana, la que posee conciencia de sus actos y por ende es la más desarrollada, es capaz de crear entornos que se adapten a sus necesidades y comodidades. En vista de eso, será el tamaño, forma y capacidad del hombre la variable primaria a la hora de diseñar cualquier ley, objetos, producto o servicio en la vida en general. En la actualidad el antropocentrismo demostrar que esa misma conciencia que edificó un mundo para sí misma es la misma que trata de preservar la naturaleza a la que se opuso en eras anteriores, es irónico, pero incluso se ha buscado de la ayuda espiritual para la resolución de problemas políticos, económicos y ambientales del mundo entero.