Nombre que se le da a una persona en lugar de la suya propia y que, generalmente, se refiere a un defecto, calidad o característica particular que la distingue. Otro ejemplo: su hombre de confianza era muy feo, muy torpe y muy grosero, que era conocido desde que nació por el sobrenombre de Caramala, y se lo merecía.
Sin embargo, es importante resaltar los muy comunes apodos ofensivos populares. Estos además de herir los sentimientos de una persona, pueden causar graves consecuencias psicológicas, especialmente durante las etapas más delicadas de nuestro desarrollo, como la infancia y la adolescencia. En un mundo ideal, nadie llamaría a otra persona con un término que denote cualquier defecto físico o discapacidad mental; pero la realidad es que estos son los apodos más comunes.
En el contexto académico, también es común que los estudiantes nombren a sus profesores. Sin embargo, este tipo de apodos generalmente tienen una nota humorística. Los apodos también pueden ser positivos. De hecho, en el contexto musical, podemos observar el caso de Rocío Jurado que fue y es conocida con el sobrenombre de «la más grande» o también, Bruce Springteen conocido coloquialmente como el Jefe. En este tipo de caso, un apodo adquiere una trascendencia tan grande que el público identifica a la persona directamente de esta manera, así como por su nombre.