Originalmente, el Sabbat es un día santo en la religión judía, en el que se exige el descanso de los feligreses; esto fue malinterpretado por el movimiento cristiano, alegando que en dicha festividad los judíos se dedicaban a la adoración de figuras satánicas y a la invocación de Satanás, con el fin de generar descontento hacia las personas que estuvieran de algún modo relacionadas con las prácticas judías, basado en el desprecio de las bases doctrinales de dicha religión. Por su parte, la palabra aquelarre surge a partir de “aker” (macho cabrío) y “larre” (prado), es decir, “prado del macho cabrío”; es por ello que se le suele asociar a la presencia, maligna, de una cabra negruzca, de apariencia macabra.
En un aquelarre satánico, se experimentan una serie de etapas, siendo estas: la convocatoria, en donde se pronuncian los conjuros que atraerán al demonio; el homenaje al diablo, en la que se hace alguna ofrenda o se danza; la misa negra y la orgía, en donde se replicaba la misa cristiana y, posteriormente, los brujos procedían a unirse sexualmente, con la participación del Diablo, sin importar su sexo; por último, se celebraba un banquete, en donde los brujos comían parte de otros brujos ya muertos o de las víctimas de sus conjuros maléficos.