En el lenguaje común, el ascetismo se encuentra vinculado con la austeridad y en este sentido la persona asceta es aquella que renuncia toda posesión material, enfocándose solamente en lo espiritual.
Aquellos filósofos que estaban de acuerdo con esta doctrina, comprendían que el ser humano, es un ser sensible que no está exento de sufrir cualquier padecimiento, por lo tanto y para que esto no llegue a afectarlo en demasía, es preciso que la persona se ejercite mentalmente y cree hábitos que refuercen su carácter.
Los filósofos cínicos vivían con cierto ascetismo ya que solo utilizaban lo indispensable para subsistir, además de que dependían de ellos mismo, la finalidad de vivir con mesura, era para no depender, ni estar sometido a nadie.
Esta filosofía se encuentra asociada a la religión. Los partidarios de esta doctrina, manifestaban que al rechazar los placeres materiales, su espíritu lograba purificarse. Es por esto que sus vidas estaban llena de sobriedad y guiadas por estrictas pautas éticas.
A pesar de ser considerada una ideología independiente, el ascetismo (con el tiempo) terminó adhiriéndose a ciertas religiones como el Islam, el cristianismo y el budismo, en donde los seguidores de este sistema recurrían a este estilo de vida para así poder crear un vínculo mucho más fuerte con Dios.
En la religión cristiana, muchas comunidades religiosas se fueron alejando de las ciudades, a fin de poder emprender una vida ascética, habitando en zonas rurales o desiertas; esto lo hacían con la finalidad de dedicarse exclusivamente a la meditación y la oración, sin la inclusión de cosas terrenales. Algunos de los cristianos que optaron por llevar una vida ascética fueron San Antonio Abad, Pablo de Tebas, entre otros.
El budismo tiene como principio fundamental la reflexión del sufrimiento, hasta lograr liberarse de él, durante la ejecución del “nirvana”. Para lograr esto, es necesario, deben acentuarse ciertas prácticas como la indiferencia y la meditación.