A través de la historia han sido muy útiles estas estructuras en especial en tiempos de guerra, un ejemplo claro de ello, queda demostrado cuando los árabes y los cristianos mantuvieron un conflicto bélico en la península ibérica, siendo las atalayas una de las herramientas fundamentales para brindar protección a los diferentes territorios, las cuales era ubicadas en zonas meramente estratégicas y circundantes a una ciudad o pueblo. En caso de que existiera una alerta, los encargados de la vigilancia empleaban distintas formas de comunicación, para poder enviar el mensaje de alerta a las tropas aliadas, empleando para ello señales de humo, con antorchas entre otros.
Posteriormente su uso se expandió hacia otros sectores, ya que existen cárceles en donde se instalaban estas torres de vigilancia, pero a diferencia de las empleadas en el campo de batalla, la vigilancia debía enfocarse en el interior del sitio, para de esa forma evitar que los presos lograran escapar de allí. Con el paso del tiempo y el surgimiento de nuevas tecnologías, el uso de las atalayas quedó relegado. Una de las atalayas más emblemáticas es la de Valmojado, la cual se encuentra a una altura que supera los 600 metros sobre el nivel de la mar construida en el siglo XV.
De igual forma otros usos para el término indican que un atalaya es todo sitio que posee una localización estratégica, con el fin de proveer de una vista única, es decir que se pueden tomar como atalayas a las zonas elevadas como las montañas. En el ámbito religioso se utiliza el término para hacer referencia a profetas que eran emisario de Dios con el fin de guiar al hombre por el buen camino.