Desde la antigua roma se conoce de hallazgos de estos recipientes en las excavaciones arqueológicas de piezas de metal con asas, con la diferencia que en su parte inferior tenían una especie de pie o cáliz para poder sostenerlo ya que eran más redondos en su parte baja, se utilizaba para recoger el agua y llevarla a los templos, de allí desde la edad media ya se conocía el término del aguador o sea el que se encarga del agua. En la religión también se conoce de su existencia, un cubo de menor tamaño, más pequeño que se usaba como objeto para dar adoración en ceremonias sagradas como la que le dedicaban a la diosa Isis, que por nombre tenían situlas donde ella bebe agua del río Nilo.
En Argentina, Uruguay y México utilizan la palabra como expresión de abundancia sobretodo cuando llueve a raudales, en otras latitudes como Honduras su expresión es más seria, cuando alguien ha muerto utilizan la expresión de patear el balde para señalar la muerte de esa persona.
La etimología de la palabra señala que su nombre es masculino y en latín es cuba que da a varios sinónimos como receptáculo, cubeta o balde, en una gran variedad de materiales que se han elaborado como en metal, en madera, más actuales de plásticos, cobre, bronce y que en la antigüedad eran de madera; que pueden contener 5 litros de agua, en nuestra era moderna los hay de diversas formas, materiales y tamaños de gran escala llamados tanques de agua, los cuales pueden almacenar una exagerada cantidad y abastecer una comunidad entera.
