El término fue acuñado hacia los años 20 del pasado siglo, como respuesta a la acogida, por parte del público, de novelas, cuentos, relatos y demás creaciones literarias. Estos, de alguna forma, representaban un complejo sistema de expresión, con el que se podía sentir identificada la colectividad. Expertos en sociología se han interesado en los efectos que trae una pieza de arte muy conocida para la sociedad; intentan desentrañar aquellos deseos ocultos en la mente humana que podrían ocasionar el interés en un objeto con un contenido tan específico, aunque, mayormente, se habla de las características comerciales del propio producto.
Hoy en día, se ha desarrollado una técnica de mercadeo que da protagonismo al bestseller. Ésta consiste en la colocación del término en una zona esencial de la portada del libro o, igualmente, en la inclusión del propio libro dentro de las listas de “los más vendidos”. En el primer caso, la persona, al ver que se trata de una composición lingüística con una gran aceptación, se sentirá atraída hacia éste; mientras tanto, la segunda estrategia está enfocada en las continuas consultas que reciben estas listas, que regularmente representan el prestigio de un escritor, músico o director de cine y la posición económica del mismo. De igual forma, las compañías buscan evaluar las exigencias y gustos del mercado, para producir contenido que sea directamente exitoso; además, con las estrategias de mercadotecnia adecuadas, la pieza podrá convertirse en un objeto preciado para la sociedad consumidora.