Hay bienvenidas que dejan una marca especial en el corazón. De hecho, estas bienvenidas son muy importantes, tanto que son esenciales para alentar a una persona a visitarnos de nuevo. Si una persona no se siente bien recibida en un lugar en particular, lo más probable es que no regrese.
No solo puede darse la bienvenida a una persona a través de palabras sino también a través de gestos. Por ejemplo, un abrazo es un símbolo de bienvenida durante las vacaciones de Navidad cuando las personas que están lejos vuelven a casa.
La construcción de una experiencia satisfactoria comienza con una recepción cordial y un saludo atento. Ayudar a los clientes a sentirse importantes y saber que los escuchan y entienden desde el momento en que ingresan al establecimiento es la primera acción para consolidar una relación positiva y duradera con ellos.
Las reglas para saludar de una manera agradable y cautivadora, son simples: bondad, una sonrisa, una presentación adecuada y una actitud de servicio.
Normalmente, el saludo es seguido por una frase corta que invita al cliente a iniciar el diálogo: «Buenos días, puedo ayudarte». Lo mismo debe hacerse con un tono de voz claro y cordial, vocalizando bien en el momento de pronunciarse.
Si es un cliente conocido y tenemos suficiente confianza con él, apreciará un saludo un poco más personal: «Buenos días, señor García, me alegro de verte de nuevo aquí. Lo que puedo ayudar».
La intimidad del saludo dependerá del grado de amistad y confianza que el cliente nos haya ofrecido y del trato que hayamos recibido con él. Siempre que sea posible, intente recordar el nombre del cliente y llámelo por su nombre. Es algo que, para la mayoría de la gente, nos gusta.