La fatiga puede ser combatida tanto con medios naturales como con medios artificiales, aunque estos últimos son más que nada paliativos que pretenden disminuirlo pero que no pueden hacer desaparecer porque no representan una recuperación de las energías o un descanso. Los medios naturales son, obviamente, dormir, descansar o relajarse, detener la actividad para descansar. Medios artificiales son todas las sustancias como el café u otros que ayudan a mantener el cuerpo en alerta, pero no que causan la fatiga a desaparecer para que los resultados posteriores, incluso puede ser peor.
Mientras que cualquier persona puede sufrir de la fatiga en un cierto punto en el día, es un estado que pueda ser invertido de muchas formas distintas. Por lo tanto, no se entiende como una enfermedad, ya que es parte de los estados por los cuales un ser humano puede pasar a través del día. La única manera en que una enfermedad se convierte en medicina es cuando esa fatiga es crónica y no varía a pesar de no hacer esfuerzos o gastos de energía, incluso si está acompañada de estados psicológicos depresivos también.
Ahora bien, la fatiga intelectual es aquella que proviene de la fatiga mental, estando muy concentrada mentalmente, durante largos períodos de tiempo, ya sea teniendo que tomar una prueba, tener que resolver un problema, y así sucesivamente. En este caso, la fatiga se puede eliminar sólo con actividades físicas: ir a caminar o hacer deportes, caminar, distraerse. La fatiga puede afectar ciertas áreas específicas del cuerpo, como fatiga visual, después de muchas horas de ver la televisión o la computadora.
La fatiga física e intelectual impide que los que lo sienten realicen la actividad a pesar de querer hacerlo; a diferencia de la apatía que es la falta de voluntad. A veces, a pesar de no haber realizado ninguno de los tres esfuerzos mencionados anteriormente, la persona puede sentirse cansada, y esto es un síntoma patológico. Las enfermedades que pueden causar cansancio anormal son: hipotiroidismo, anemia, mala alimentación, especialmente por falta de carbohidratos, estrés, depresión, cáncer, diabetes, artritis reumatoide, depresión, entre otros.
