El nombre de esta bebida se debe al color del hábito de los monjes capuchinos. Según narra la historia, luego de la Batalla de Viena en el año 1683, los vieneses prepararon café utilizando para ello los sacos que dejaron a su paso los turcos, pero para hacer más tenue su fuerte sabor, añadieron crema y miel, dando como resultado una sustancia de un color similar al del hábito de los capuchinos. Desde el primer momento en el que se inventó, siempre ha sido conocida por su nombre italiano.
Con respecto a su preparación, los expertos en esta área aseguran que el mismo debe contar con un tercio de café,seguido de un tercio de leche caliente y por último un tercio de espuma de la misma leche. En algunas ocasiones, el capuccino se sirve en tazas pequeñas de vidrio lo que hace posible que se visualice fácilmente la división de los componentes. Cuando el café es servido, los tres ingredientes permanecen separados mientras que cuando la persona se dispone a beberlo, los mismos se integran entre sí.
Este se diferencia de de un café con leche común, por el hecho de que este último puede contar con una proporción mayor de café o de leche, por su parte el capuccino además tiene como agregados especiales el chocolate en polvo y la canela para saborizar y dar un toque de aroma destacado.