Entre las articulaciones que recubren se encuentran, la unión entre las costillas y el esternón, el oído externo, el tabique nasal, la tráquea y los bronquios. Sus células se distinguen por tener muchas vesículas pequeñas, las que ayudan al momento de iniciar la secreción de la matriz; su aparato de Golgi tiene considerables dimensiones, su rugoso tiene un desarrollo perfecto, al igual que poseen sustancias lipídicas y algo de glucógeno. Se dividen en dos grandes grupos, los condroblastos, encargados de la producción de matriz y la secreción de esta, y los condrocitos, cuya misión es mantener en buen estado la matriz, empleando el colágeno como su material predilecto.
Se han observado sólo tres tipos de tejido cartilaginoso. El primero, denominado “Hialino”, es el más abundante en el cuerpo humano, hallándose en gran parte del sistema respiratorio y los arcos costales, tiene un color blanco con algunos reflejos azules, tiene un bajo índice de fibra. El fibrocartílago, normalmente, es aquel que se halla en las transiciones del tejido conectivo y el cartílago hialino; las zonas en las que se pueden apreciar van desde los discos intervertebrales hasta la mandíbula. Mientras tanto, el cartílago elástico, rico en fibras elásticas, se encuentra en casi todo el oído externo y presenta, a diferencia de los otros, un color amarillento.