Por su parte la simbología que se representa en cada una de las cartas, le facilita a la persona que se encarga de interpretar las cartas tener una revelación. Tales visiones se deben realizar, en teoría, con el único objeto de ayudar a las otras personas o para que de esa manera ellas puedan obtener respuestas a esas preguntas que los agobian. Mientras tanto es importante señalar que el tarot difiere un poco de la cartomancia en el aspecto de que el primero se encarga de que las personas que buscan tal servicio se encuentren con ellos mismos, por su parte la cartomancia tiene como único o principal objetivo la adivinación de eventos que aún no han ocurrido.
Esta práctica se puede llevar a cabo mediante la utilización de las cartas de tarot o de las cartas comunes como es el caso de la baraja española, francesa, alemana o inglesa. Está debe tener en cuenta todos los aspectos referentes a las cartas; para que de esa forma se pueda realizar una interpretación acertada. Tanto los elementos, colores y los símbolos, forma parte importante de la interpretación que se realiza.
Los orígenes de la cartomancia se remontan a los juegos de cartas de China del siglo XII, que inicialmente sólo cumplían la función de divertir al público en general. Sin embargo, con el paso del tiempo más tarde comenzaron a utilizarse estas cartas como método para adivinar el futuro, logrando expandirse rápidamente su popularidad por todo el continente europeo.