Todas estas reglas promueven, de alguna forma, el crecimiento espiritual de los individuos practicantes. A pesar de todo esto, de las principales razones que dieron paso a esta serie de leyes, resalta aquella impuesta por la iglesia católica que tenía por tema central el control, sutil, de los sacerdotes, monjes, diáconos y subdiáconos. Esto no era para más, sino que se sintieran en obligación de estar a tiempo completo relacionado con la vida espiritual y la ayuda a las almas desesperadas. La falta de familia y el hecho de no tener que prestar ayuda económica a otros sujetos a parte del mismo miembro de la iglesia, convertía a la castidad en una medida eficaz.
Otras religiones, como el islam, toman la castidad como un hecho de suma importancia y según las leyes que estos profesan, los hombres y mujeres que no sean vírgenes antes del matrimonio o cometan alguna forma de adulterio, deben recibir un castigo. A nivel social, la castidad hoy en día, no es vista como un elemento tan importante; básicamente, la libertad sexual que empezó en la segunda mitad del siglo XX, fue evolucionando hasta convertirse en una práctica común y mayormente aceptada.