Qué es la cirrosis
Es la formación de nódulos y fibrosis en el hígado, como consecuencia de una lesión de larga duración. El hígado puede sufrir daños debido a diferentes causas, incluyendo infecciones virales, toxinas, condiciones hereditarias o procesos autoinmunes.
Con cada lesión, el hígado forma tejido cicatricial (fibrosis), inicialmente sin perder su función. Después de una lesión prolongada, en la mayor parte del tejido hepático se forma la fibrosis, lo que provoca la pérdida de la función y el desarrollo de cirrosis.
La fisiopatología de la cirrosis hepática se define de la siguiente forma:
- Cuando un tejido lesionado se reemplaza por una cicatriz de colágeno, se denomina fibrosis. El desarrollo de la fibrosis requiere varios meses o incluso años de lesión continua.
- El sello patológico de la cirrosis es el desarrollo de tejido cicatricial, lo que provoca el bloqueo del flujo sanguíneo portal y la alteración de la función hepática normal.
- Cuando la fibrosis del hígado alcanza un punto en el que también se produce distorsión de la vasculatura hepática, se denomina cirrosis del hígado. Si el daño progresa, puede resultar en cirrosis panlobular.
- La hepatitis viral afecta la región periportal, mientras que la afectación en la hepatopatía alcohólica es principalmente pericentral.
La palabra cirrosis proviene del latín “cirrhosis” que a su vez deriva del griego “κιρρός kirrós”. Su significado es “amarillo anaranjado”.
Tipos de cirrosis
Las causas más comunes incluyen el abuso de alcohol, la hepatitis, la enfermedad del hígado graso no alcohólico y la cirrosis biliar.
Cirrosis alcohólica
Siendo el alcohol en exceso la causa principal, la cirrosis alcohólica es la destrucción del tejido hepático normal. Deja tejido cicatricial en lugar del tejido hepático funcional.
El trabajo del hígado es descomponer el alcohol. Si se ingiere más alcohol de lo que el hígado puede procesar de manera frecuente, esto causará irremediablemente una cirrosis hepática alcohólica.
Se puede diagnosticar mediante:
- Análisis de sangre.
- Biopsia hepática.
- Ultrasonido.
- Tomografía.
- Resonancia magnética.
Cirrosis asociada a la hepatitis
Estudios sugieren que una infección crónica con hepatitis C resultará en cirrosis en la mayoría de los casos. La infección crónica por hepatitis causa lentamente inflamación y daño en el hígado.
Si bien la infección con hepatitis C es la principal causa, el consumo de alcohol, los altos niveles de hierro en la sangre y otros virus como la hepatitis B o el VIH son otros causantes de este tipo de cirrosis.
Suele ser diagnosticada mediante análisis de sangre. En caso de presentar valores alterados se procede a realizar una biopsia.
Cirrosis por hígado graso
La acumulación de grasa en el hígado puede conducir a la enfermedad del hígado graso. Hay dos tipos:
- Enfermedad del hígado graso alcohólico: el abuso y consumo en exceso de alcohol es la causa principal.
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico: causada por otros factores que los expertos aún se encuentran investigando y tratando de entender.
Por lo general, se diagnostica cuando se efectúan análisis de sangre de rutina para controlar el hígado. En caso de presentar valores que puedan indicar la existencia de cirrosis, se procede a efectuar una biopsia hepática.
Cirrosis biliar
La cirrosis biliar primaria, también conocida como colangitis biliar primaria. Es una enfermedad crónica en la cual se van destruyendo lentamente los conductos biliares del hígado. No está claro la causa de la colangitis biliar primaria. Se considera una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo se vuelve contra sus propias células.
Los investigadores creen que esta respuesta autoinmune puede desencadenarse por factores ambientales y genéticos. El análisis de sangre es el primer método que se utiliza para diagnosticar la enfermedad. En este se busca una sustancia de nombre anticuerpo antimitocondrial (AMA). La presencia de esta sustancia casi siempre confirma la CBP.
Síntomas de cirrosis
Los síntomas de la cirrosis dependen de la etapa de la enfermedad. Es posible no presentar síntomas de cirrosis hepática en las etapas iniciales. Al principio, las señales podrían confundirse fácilmente con manifestaciones de muchas otras enfermedades y padecimientos.
Entre los síntomas que pueden indicar un principio de cirrosis se incluyen:
- Mareos o náuseas.
- Debilidad o cansancio.
- Pérdida del apetito.
- Fiebre.
- Pérdida de peso repentina.
Con el avance de la enfermedad y la disminución del funcionamiento de los riñones, se manifiestan síntomas comúnmente reconocidos, entre los que destacan:
- Fácil aparición de moretones y sangrado.
- La piel, como también la esclerótica, presenta un color amarillo (ictericia)
- Edema en los pies y tobillos.
- Picazón.
- Retención de líquido en el abdomen (ascitis).
- Orina de color naranja o marrón.
- Heces de color claro.
- Cambios de personalidad.
- Confusión.
- Pérdida de memoria.
- Heces con sangre.
- Palmas de las manos enrojecidas.
- Manchas rojas en la piel rodeadas por los vasos sanguíneos.
- En los hombres: ginecomastia, pérdida del deseo sexual, testículos más pequeños de lo normal.
- En mujeres: menopausia prematura.
Complicaciones de la cirrosis hepática
Debido a que la cirrosis hepática se desarrolla a lo largo de muchos años, las personas con esta enermedad pueden desarrollar algunas de las siguientes complicaciones:
- Hipertensión portal.
- Vasos sanguíneos agrandados.
- Ascitis.
- Insuficiencia renal.
- Moretones fáciles y sangrado severo.
- Diabetes tipo 2.
- Cáncer de hígado.
Fases de la cirrosis
Existen 2 etapas de cirrosis: cirrosis compensada y cirrosis descompensada (etapas clínicas).
- Cirrosis compensada: es la etapa asintomática. El promedio de supervivencia de los pacientes con cirrosis compensada es mayor a 12 años. La presencia de várices es el factor pronóstico clave para los pacientes compensados, se indica una mayor probabilidad de descompensación.
- Cirrosis descompensada: es la etapa sintomática. Se caracteriza por la presencia o el desarrollo de complicaciones evidentes: ascitis, ictericia, hemorragia por várices o encefalopatía hepática. El promedio de supervivencia de los pacientes con cirrosis descompensada es de aproximadamente 2 años.
La cirrosis hepática en fase terminal se manifiesta en el enfermo mostrando los siguientes síntomas adicionales:
- No puede distinguir la noche del día.
- Irritabilidad y cambios de personalidad.
- Problemas de memoria.
A medida que los síntomas de cirrosis hepática terminal avanzan, la función cerebral continúa decayendo, la persona tendrá sueño y estará cada vez más confuso. Este estado puede progresar a falta de respuesta y terminar en un coma.
Tratamiento para la cirrosis
Hasta el momento, no se conoce cura para esta enfermedad, sin embargo, el daño al hígado a veces puede detenerse o retrasarse si desaparece el factor desencadenante, como dejar de beber alcohol o si se trata el virus.
En muchos casos, el daño hepático puede ser retrasado con tratamiento, mientras que en otros, es posible que sea necesario un trasplante de hígado.
Otros tratamientos pueden ser: controlar los niveles excesivos de hierro o cobre, o usar medicamentos inmunosupresores como prednisona en combinación con azatioprina.