Cuando Creta se fundó, comenzaron a construirse hermosos y fabulosos palacios, finamente decorados y sin estar amurallados. Desde estos templos era que gobernaban los reyes de la isla. Algunas de estas edificaciones eran los de Festos, Cnossos, Hagia-Triada y Mallia.
Los cretenses solían vivir en ciudades-estados, es decir, que cada ciudad era gobernada por un rey. Los habitantes de estas ciudades convivían en total armonía, organizaban sus eventos culturales, practicaban el comercio, etc. Una de los centros urbanos más resaltantes fue el de Cnossos.
Los ciudadanos cretenses eran muy buenos comerciantes, debido a que la náutica tuvo una gran crecimiento. Su actividad comercial, era más que todo con las poblaciones contiguas del mar de Egeo, sus embarcaciones siempre se beneficiaban por el viento y para llegar al Delta del río Nilo solo tardaban 3 días navegando. Esto les permitió fijar un intercambio cultural con el pueblo de Egipto.
Además de la navegación, el pueblo cretense también se dedicó a la ganadería y a la agricultura, lo que les permitió crecer comercialmente. Gracias a que dominaban las rutas del mediterráneo oriental comercializaban el vino, aceite, objetos de cerámica, paños de lana, siendo sus puntos comerciales más importantes: Chipre, Egipto, Sicilia, Asia menor y los demás pueblos de Grecia.
La magnífica actividad comercial de los cretenses se vio reflejada en los grandes avances que tuvo la escritura, la misma que durante sus inicios fue de manera jeroglífica, muy semejante a la de los egipcios. Luego con el transcurso del tiempo se fue simplificando, hasta convertirse en lineal y fonética
En cuanto a la religión, ésta presentaba una fuerte influencia oriental, era común su culto a la fertilidad y a todo lo relacionado con la naturaleza. Uno de los aspectos más resaltantes de su religión fue la veneración a la diosa de la fertilidad. Los cretenses también realizaban un curioso pero sagrado ritual llamado los juegos taurinos, cuya finalidad era la de invocar la fuerza divina que les brindará bienestar a toda la ciudad. Estos juegos consistían en que los jóvenes (ambos sexos) participantes debían agarrar los cuernos de un toro en arremetida y tratar de dar vueltas sobre su lomo.
