Esta palabra se origina a partir del vocablo griego “colloquium”, que puede ser traducido como “conversación”; este término está compuesto por una serie de afijo que orientan su significado, siendo el prefijo “co-“ (unión), el verbo es “loqui” (hablar) y el sufijo es “ium”, utilizado para referir que se trata de un sustantivo. Desde la antigüedad clásica, se han observado la realización de importantes coloquios, entre figuras de autoridad eclesiástica o religiosa, política, social y económica. Ejemplos de ellos son el Coloquio de Cascar, en Mesopotamia, en el que participaron los obispos Arquelao y Manes, además del Coloquio de Berma, ocurrido en el año 1588, entre los católicos y los reformistas.
En algún punto de la historia, los coloquios estuvieron reservados exclusivamente para los debates de religión. Esto, con el paso del tiempo, fue cambiando, hasta extenderse a la ciencia y la multitud de campos que a esta la componen.