Las alianzas que se forman a partir de la conformación de una Colusión garantizan el control de los beneficios generados por la venta en un determinado sector para los involucrados, sin embargo, las colusiones funcionan a modo de colusiones explicitas y colusiones tácitas. La primera de ellas es planificada, inclusive estas adoptan formas de cárteles o cámaras de industrias, pues en ocasiones son tantas las empresas pertenecientes que es necesario de cierto modo, administrar con más cautela los bienes y beneficios de cada quien. Estos carteles explícitos son un monopolio común en muchos sectores en los que la demanda y la oferta son elevados en los que el producto es muy importante para el consumidor, por lo tanto siempre surgen pequeñas compañías con la intención de cubrir una parte de la demanda, pero estas se ven truncadas por las que pertenecen a los cárteles, pues estos exigen la inclusión en la cámara, solicitando pagos y compromisos que como nueva competencia no están en las capacidades de cumplir.
Por otra parte, la colusión tácita se genera automáticamente, de manera espontanea ante la falta de control de la demanda en el rubro correspondiente, se mantiene una o dos empresas en colusión las cuales fijaron su precio en el mercado para su producto y su calidad es la estándar para el usuario el cual no se ve comprometido con otras marcas si no con la que está disponible, entonces los beneficios son controlados «Sin querer» por un pequeño productor. La colusión tácita es ese mismo acuerdo que se hace de manera explícita, pero «Sin querer queriendo«, bien sea por escasez, calidad del producto o necesidad del consumidor de consumirlo, como una medicina.