El abuso verbal y no verbal es un tipo de golpes que no dejan rastro físico, al principio, pero son más dolorosos y más difíciles de recuperar. La víctima no tiene nada palpable que haga que el ataque (hematoma) sea evidente, esto facilita el juego de negación-confusión.
Es un instrumento de control para ganar poder sobre la otra persona. Y puede ser abierto o encubierto.En las parejas, se presenta el intercambio de roles víctima-victimario. Pero puede ocurrir de forma estereotipada.
La comunicación agresiva generalmente surge de la represión de una agresión profunda, generada hace muchos años, por figuras parentales o significativas. Esta agresión provocó ira contra los agresores y contra sí mismo; ira que luego solo se transfiere a la pareja, a quien el agresor usa como bote de basura.
Sus efectos son cualitativos; solo la angustia de la víctima, puede definir el grado de agresión. Esto generalmente es privado, es común que solo la víctima lo escuche, especialmente al principio, porque el agresor lo busca.
Este estilo de comunicación muestra una falta emocional por parte de quien debe aprender que hablar con otra persona involucra no solo asistir a los intereses personales sino también a los de los demás.
Existen formas de comunicación agresiva que también pueden ser frecuentes en el diálogo cotidiano: las quejas, los reproches personales, el chantaje emocional o la manipulación son un claro ejemplo de esto.
El estilo agresivo de comunicación se opone al estilo pasivo que muestra el rol de esa persona que asume un rol secundario en la comunicación. Ninguno de estos estilos de comunicación es apropiado, ya que lo ideal es alcanzar el equilibrio de la asertividad.
Actualmente, existen cursos de capacitación en temas de comunicación en los que el alumno obtiene las herramientas necesarias para aprender a expresarse de manera correcta prestando atención no solo a las palabras sino también a la forma.
