Los conflictos entre personas pueden iniciar, de alguna manera u otra, por emociones desbordadas. Esto basa en el la creencia de que el hombre es una animal social, que se relaciona con otros por necesidades de cooperación o competición; por ello, se deduce que la agresividad, producida por un intercambio de intereses completamente opuestos, tiene un origen completamente biológico o psicológico. Otro elemento bastante importante dentro de los conflictos es la violencia, que puede o no estar presente en alguna de las circunstancias, pero que no puede existir sin que previamente haya ocurrido un conflicto. Es preciso destacar la presencia de dos situaciones que son confundidas, regularmente, con los conflictos, como lo son los pseudoconflictos, generados por la mala comunicación o la desconfianza y los conflictos latentes, en donde no se percibe la diferencia de intereses.
Los conflictos de interés o intereses, por su parte, son de una composición mucho más compleja. Estos se refieren a aquellas circunstancias en las que un individuo afecta a otros y sus propios intereses primarios, debido a la influencia de intereses secundarios, que pueden ser de tipo personal o económico. Dentro de una institución, este puede aparecer cuando el interés personal es sobrepuesto al interés laboral o institucional.