Cabe destacar que existen diferencias entre una persona conformista y una que está conforme. La primera simplemente obvia las pequeñas oportunidades de progreso, utilizando la justificación para hacer saber al entorno que, tal y como se encuentra, se siente bien y no piensa arriesgarse a perderlo; la persona que está conforme, sin embargo, no rechazará el cambio que se avecine, puesto que acepta la comodidad que tiene y está abierto a tomar iniciativa en nuevos proyectos. Generalmente, el conformismo puede manifestarse como producto de la educación recibida, además del comportamiento observado en el núcleo familiar; algunos señalan que, frecuentes fracasos, la falta de motivación y la ausencia de un espíritu de lucha.
Normalmente, a los conformistas se les toma como personas de gran mediocridad. En los grupos sociales, pueden estar susceptibles a la opinión de los demás, aceptándolas a pesar de que estén en desacuerdo con estas; esto ocurre, normalmente, porque se valora la posición dentro de la comunidad y se teme perderla.