Para la psicología, una construcción es una categoría descriptiva bipolar que permite a cada individuo organizar experiencias y datos de la realidad. El constructo puede entenderse como una entidad hipotética que es difícil de definir en el marco de una teoría científica.
Cabe señalar que Nuestra Mente usa el pensamiento abstracto para elaborar ideas. Así, a través de la abstracción hacemos conceptos que no corresponden directamente a la realidad que observamos. De esta manera, diseñamos principios geométricos, códigos de lenguaje o teorías científicas que explican algún aspecto de lo que nos rodea. Todos estos elementos son constructos, ya que han sido construidos por nuestra mente a partir de la actividad cerebral.
Según la teoría de las construcciones personales de Kelly, para realizar esta actividad un individuo necesita una serie de herramientas (por ejemplo, un mapa y un GPS). Por otro lado, la ruta a realizar debe planificarse con antelación. En este sentido, la persona que practica el trekking da un sentido a lo que encuentra en el camino de la construcción mental que ha elaborado anteriormente.
Este ejemplo es aplicable a la vida misma, porque actuamos de una manera u otra dependiendo de un conjunto de construcciones mentales que están mejor o peor adaptadas a las circunstancias reales.
En el ámbito social este concepto surge de la necesidad de generalizar o clasificar a los individuos, agrupando cosas o aspectos y cualidades comunes por sus semejanzas y diferencias. También la construcción está formada por grupos de diferencias.
En el dominio individual los conceptos y las construcciones forman relaciones complejas entre palabras y significados, si el concepto está terminado, el constructo nunca lo es, y esto porque está en íntima unión con la experiencia y la significación del sujeto, algo que no hace el concepto que desde una perspectiva filosófica, se refiere a la capacidad y utilidad de la idea ya creada.