El propósito de Kant con esta teoría era someter la razón a un estudio minucioso para observar su estructura y así poder establecer la manera en que obtuvieron ese conocimiento. Desea argumentar el conocimiento humano, fijando las aportaciones provenientes de la experiencia. El individuo recibe la información, la organiza, le da forma mediante sistemas “a priori” tanto de la razón, como la sensibilidad y el entendimiento. La manera “a priori”, es dada por el individuo y cuenta siempre con una forma de ser necesaria y universal.
Kant define al criticismo como una doctrina que resalta por su madurez sobre las demás, ya que analiza todas las afirmaciones de la mente humana y no admite nada deliberadamente, el criticismo siempre pregunta por los motivos y pide explicaciones a la razón humana. Su posición no es dogmática, ni mucho menos escéptica sino más bien crítica y reflexiva.
Se puede decir entonces que el criticismo Kantiano surge partiendo de una crítica al racionalismo y al empirismo, teniendo en cuenta que estas doctrinas, no toman en consideración el papel activo del sujeto dentro del proceso cognitivo.
Kant quiso fijar un vínculo entre las leyes universales y la convicción de que el “saber” surge de las experiencias sensitivas. Entonces, si el conocimiento, proviene de los sentidos, los hechos son de carácter individual y no se podría conocer los principios universales.
Ante esto, Kant hace diferencia entre los juicios analíticos y los juicios sintéticos. Los primeros son autónomos de la naturaleza, por lo tanto pueden establecerse de manera universal; mientras que los segundos, se encuentran relacionados con la experiencia.
Se puede concluir entonces, que dentro de la inteligencia no existe nada que no surja de la experiencia, pero al mismo tiempo todo ese conocimiento se deriva de la misma manera.