Las crónicas son escritas por lo general, por personas que han sido testigo ocular de hechos o por contemporáneos que han registrado cada detalle que ha visto. Para redactar una crónica es necesario utilizar un lenguaje sencillo, directo, dándole un toque personal y adoptando un lenguaje literario, con uso repetitivo de adjetivos, haciendo mayor énfasis en las descripciones. A través de las crónicas se pueden elaborar escritos, tomando en cuenta los puntos de vista de diversas personas, para saber si en realidad los hechos son ciertos o no; como se puede apreciar en el libro del gran escritor Gabriel García Márquez: “Crónica de una muerte anunciada”.
La crónica representa entonces, el testimonio de un autor en referencia a una realidad que pertenece a su contexto social e histórico. El cronista colabora aportando información neutral y objetiva acerca del tema que describe y a la vez muestra elementos creativos y literarios. Es por esta razón que este género se caracteriza por ser, por una parte, un texto literario y por otra, como un escrito histórico que representa un época en particular.
Existen diferentes tipos de crónicas:
Crónicas periodísticas: este tipo de textos se caracteriza por narrar de forma específica y ordenada, ciertos acontecimientos, con un estilo propio, de tal manera que se pueda lograr captar la atención de un público amplio, interesado por encontrar una información completa, acerca del evento narrado.
Crónicas policiales: este tipo de crónicas relatan cada detalle de sucesos vinculados con hechos delictivos y de las actuaciones policiales dentro de estos hechos.
Crónicas políticas: se caracterizan por describir cada detalle de algún suceso de importancia ocurrido dentro del ambiente político.
Crónicas sociales: cuentan secuencialmente cómo se originó un evento social en particular.