El origen etimológico de la cumbre lo encontramos en la palabra latina «culmen» que designa el más alto de algo, su pico o pico más alto, referido a las montañas. La idea de cumbre es típica de la geografía, el montañismo, logros importantes, personas ilustres o reuniones internacionales. En todos los casos, hay algo en común: la excepcionalidad. Nada que se refiera a una cumbre puede ser ordinario o vulgar.
La noción de una cumbre también se puede utilizar de forma simbólica para indicar en último término lo que se puede lograr o lo más importante: «Después de obtener un nuevo título con su equipo, el jugador ha llegado a la cima de su carrera» «Mario llegó a la cumbre profesional a los 30 años y hoy es uno de los expertos más consultados en el mundo», «Este tenista no llega a la cumbre».
La reunión de la cumbre se denomina aquella en la que los asistentes pertenecen a la jerarquía representativa más alta de los miembros que componen un grupo, y se trata de temas trascendentes; por ejemplo, «la Cumbre de las Américas», que se reúne bajo los auspicios de la OEA, reúne a los más altos líderes de los países del continente, con la excepción de Cuba, para discutir temas de interés común y resolver conjuntamente los problemas. Una cumbre, finalmente, es una reunión entre líderes o agentes para discutir asuntos.