En el caso de los bienes, la depreciación viene con las consecuencias del desgaste del producto, el tiempo que ha pasado desde su producción y las condiciones de los materiales que la componen. Estos factores, en combinación, proporcionan una serie de características que podrían dar con el valor final del producto el cual, si ha pasado mucho tiempo, se vería reducido en comparación al precio original. Esto se puede observar en las ventas de las casas, pues, el comprador visita la locación y juzga por la apariencia del lugar; en base a sus conclusiones, este decidirá si comprará la casa o no, un evento que se vería influenciado por el estado de ésta, pues, se podría apostar por un precio menor al pautado.
Mientras tanto, la depreciación en la contabilidad, propone una serie de fórmulas para dar con el valor total del activo que emplearon para generar nuevos ingresos, es decir, cómo se ha desgastado desde que se empezó a usar. Para esto, se tiene una suma de dinero disponible para que, al momento de probarse que el activo es inservible, se puede reemplazar por este pequeño capital. Esto es de vital importancia, ya que sin él la empresa no podría seguir invirtiendo en su activo.