Con la domesticación, lo que se busca es poder modificar la conducta de un animal que originalmente se encontraba en un estado silvestre y salvaje para que pueda ser de utilidad al hombre. se estima que las primeras domesticaciones de animales, surgieron durante la etapa del neolítico, cuando el hombre comenzó a adoptar una vida sedentaria, dejando a un lado la vida nómada, impulsando con esto el desarrollo de la ganadería y la agricultura, los cuales fueron tomados como mecanismos de supervivencia, apartándose entonces de la caza, la pesca y la recolección.
El hombre, al desarrollar actividades ganaderas y de cultivo, dio inicio a un proceso de domesticación de especies diversas de animales y plantas. En un principio le resultó un poco difícil poder dominar a los animales, ya que la forma de vida completamente salvaje aún estaba muy presentes. Sin embargo, con el tiempo, se pudo lograr ese dominio sobre la reproducción animal y de esta manera se pudieron escoger aquellas especies con características más provechosas para las personas.
Dentro del proceso de domesticación se reconocen cinco etapas básicas:
Primera etapa; en esta etapa la conexión hombre-animal es muy débil y es común los cruces entre la crianza dentro del cautiverio y la crianza salvaje originaria. Durante la etapa inicial el control ejercido por el hombre es muy poco.
Segunda etapa: a partir de esta etapa, el hombre comienza a dominar la reproducción de los animales y escogerlos para disminuir sus dimensiones e incrementar los rasgos de docilidad; y así poder dominarlos mejor.
Tercera etapa: durante esta etapa se vuelve a cruzar la crianza doméstica, más pequeña, con la crianza salvaje, más grande, teniendo presente mantener los rasgos de docilidad seleccionados de antemano.
Cuarta etapa: ya en la cuarta etapa, la predilección por los productos de origen animal, aunado a la progresiva capacidad del hombre por ejercer dominio de los animales de producción, conlleva a la creación (después de mucho tiempo) a la creación de razas mucho más especializadas, con distintas capacidades productivas, que aseguren un incremento en la producción de carne, leche, etc.
Quinta etapa: en esta última etapa ya no existe la necesidad de adaptar la crianza salvaje con la crianza doméstica.
Solo basta con llevar un control numérico de los animales que aún se encuentran en estado silvestre.