“Duelo”, en relación con la primera acepción de la palabra, se origina a partir del latín “duellum”, que puede traducirse como “combate” o “contienda”; en cuanto a la asimilación de una pérdida importante, el término nace del vocablo latino “dolus” y este, a su vez, de “dolere”, que en su traducción se convierte en “sufrir” o “penar”. Anteriormente, cabe destacar, eran bastante común los duelos; especialmente entre los caballeros, quienes buscaban probar sus habilidades en los enfrentamientos. A partir de esto nacen los espectáculos medievales de combates, que ganaron una importante popularidad y que aún se practica en recintos con temática de la época.
El duelo emocional, por su parte, se experimenta en 5 fases principales, descritas por Elisabeth Kübler-Ross, siendo estas: la fase de negación (la persona procede a negarse a sí misma o al entorno que ha ocurrido la pérdida), la fase de ira (además de experimentar enfado, se busca algún culpable por la situación), la fase de negociación (se experimenta cierta tristeza con respecto a la situación), la fase de dolor emocional (pequeños episodios depresivos, que con el tiempo tienen que ir desapareciendo) y la fase de aceptación (finalmente se acepta la pérdida).