El uso de los empadronamientos supone un movimiento administrativo importante e imprescindible en la formación de un estado. Los gobiernos y autoridades a las que le competen deben mantener vigilado el crecimiento demográfico de la sociedad, a fin de crear y mantener estrategias económicas que sirvan para mantener el estatus y el desarrollo. Este tipo de ejecución de padrón es el más conocido por la ciudadanía, sin embargo, la etimología de la palabra nos indica que todo censo o registro de inscripción es un proceso de empadronamiento, útil para llevar un complejo compendio de datos de las personas involucradas en la acción. En los censos electorales (aplicables en cada nación en la que exista el derecho al voto) se utilizan estas herramientas para evitar un posible fraude en el conteo de votos, estos empadronamientos comprenden un mecanismo que advierte al ente rector la repetición de un voto y los saca del sistema, a fin de mantener un correcto orden en el proceso de elecciones.
Los procesos de empadronamiento en algunos países como en España y otros de Europa comprenden un significado de protección a la propiedad privada, mas allá de un formalismo estadístico, un padrón en este caso se encarga de velar por la correcta distribución de bienes, servicios, herencias, depósitos, fortunas, deberes y derechos en una familia, en un entorno social o en la misma dependencia de las personas involucradas. La responsabilidad de este padrón recae en el hecho de la correcta utilización y aprovechamiento de los bienes materiales heredados y adjudicados.