En el mundo en el que vivimos solo los gases nobles y los metales en estado de vapor están presentes naturalmente como átomos aislados, es decir, átomos solos, que no se unen para crear una molécula, por ello se puede afirmar que la mayoría de los elementos que existen son formados por enlaces químicos, los cuales se forman con el fin de alcanzar la estabilidad química. Los enlaces se forman como consecuencia del movimiento que existe entre los electrones de valencia de un átomo, que son los electrones que se encuentran en la capa más externa, es decir, los del último nivel energético, en la mayoría de los casos el objetivo es tener ocho electrones en esta última nube para así poder ser estable (que para ellos se traduce en parecerse lo más posible al gas noble más cercano, tratando de copiar su estructura).
Debido a que la naturaleza de cada átomo es diferente también existen distintos tipos de enlaces químicos, los cuales son: enlace iónico, este tipo de enlace se trata de ceder o recibir electrones, puede ser uno o varios. Al transferirse los electrones el átomo queda cargado positivamente (llamándose ion catión) y al recibir electrones el átomo tiene mayor carga negativa (se llama ión anión), en este tipo de enlace ocurre el fenómeno de que los iones que poseen cargas opuestas se atraen. Por otra parte está el enlace covalente, que ocurre cuando los átomos comparten electrones entre sí y la diferencia de electronegatividad entre ellos es mínima, y los enlaces metálicos, y los enlaces mediante puentes de hidrógeno.