Ahora tratamos con lo que podríamos llamar el entendimiento en sentido estricto, es decir, en lo que significa comprender la experiencia más allá del nivel intuitivo. Lo que está más allá de la intuición es pensamiento. Una cosa es intuir, es decir, ver, oír, tocar, etc. y otra cosa es pensar en lo que vemos, escuchamos, tocamos, etc. En el momento de analizar el pensamiento, tenemos la posibilidad de que simplifica el trabajo: el pensamiento, a diferencia de la intuición, se puede expresar completamente con palabras. Sin duda, es posible pensar sin palabras, y no vamos a entrar aquí si es posible pensar algo sin palabras que no se pueden expresar adecuadamente en palabras. En la práctica, el hecho de que todos los pensamientos que nos interesen puedan, de hecho, expresarse en palabras, es suficiente.
De acuerdo con el significado básico de estos términos, la persona entendida es aquella capaz de comprender los detalles de un sujeto, de discernir su composición aislando los factores o elementos que constituyen o forman un todo, de percibir la relación entre estos componentes y, por lo tanto, ambos, entienden o captan el significado del asunto.
Esto se puede ilustrar con un lenguaje. Para que una persona entienda lo que se habla en un determinado idioma, él o ella debe ser capaz de distinguir las palabras individuales que componen las oraciones, conocer su significado y ver cómo se relacionan entre sí. Sin embargo, aunque la persona básicamente puede entender lo que se ha dicho, la comprensión puede ir más allá de una simple comprensión. Significa obtener el verdadero significado y significado del mensaje, con la capacidad de evaluarlo, beneficiarse de él y conocer la acción que demanda.
La reflexión sobre la propia comprensión ha sido objeto de reflexión filosófica al mostrar la epistemología que muestra la capacidad del filósofo para ser admirado de esta facultad humana que aporta una gran libertad a la existencia. Y es que la comprensión nos permite aumentar la conciencia de la existencia al tener la capacidad de reflexionar sobre nuestras propias acciones y sus consecuencias. Esta reflexión también se basa en la ética.