Si se siente esperanza sobre algo quiere decir que a la vez se tiene la confianza para saber que las cosas van a salir bien, es esa motivación que puede tener un individuo para poder establecer bases sobre un futuro, bien sea cercano o lejano, queriendo mejorar algo para así poder sentirse bien consigo mismo, y esta situación es posible con actitudes optimistas y perseverantes. Muchas veces cuando se está pasando por un mal momento, sea cual sea el ámbito, puede ser en la salud, en el amor, en el aspecto laboral o profesional, o cualquier otro, las personas suelen aferrarse a una esperanza motivada hacia tener fe en que algo va a salir bien o que las cosas mejorarán, pues es un recurso que ayuda a salir de una situación complicada y así no caer en depresión. Esa confianza es un estímulo donde se incrementa la perseverancia y la fuerza para seguir luchando por lo que de verdad se quiere.
La esperanza se puede ver como un estado de ánimo favorable para que los individuos salgan a flote en muchas circunstancias desfavorecedoras por las que puedan estar pasando, permitiendo así poder resolver los problemas satisfactoriamente. Por otra parte desde un punto de vista religioso la esperanza es una de las tres virtudes teologales que indica la religión católica, unida a la fe y la caridad, y son esas virtudes que Dios le donó a cada individuo para que fuera su reflejo en la tierra y así poder alcanzar la vida eterna.