En el concepto cristiano, el estigma es tomado como un milagro; estas heridas aparecen en las muñecas, los tobillos, el costado izquierdo y en la espalda, a semejanza de Jesús. Estas pueden ser de orden divino o por intervenciones diabólicas y se caracterizan por ser incurables, es decir, ningún tratamiento conocido por la ciencia médica ha sido capaz, hasta el momento, de sanar las heridas por estigmas. A lo largo de la historia muchos casos han aparecido, pero destacan el de San Francisco de Asís y Gema Galgani. Con respecto a los estigmas sociales, cabe destacar que, en un intento por deshumanizar a una persona, el los individuos estigmatizaos son sometidos a insultos, discriminación, ataques e, incluso, actos de alta violencia.
En la biología también podemos encontrar acepciones para “estigma”. En la botánica, es el nombre que recibe cierta zona de las flores, en donde se deposita el polen. En la estructura anatómica de los insectos, es así como se denominan una serie de aberturas por las que se conecta el sistema respiratorio y se lleva a cabo la ventilación. También, se usa para hacer referencia a ciertos filmes cinematográficos, como Stigmata, una película estadounidense de terror, estrenada en el año 1999, en el que se narra la historia de una joven mujer, no creyente, que al recibir el rosario de un importante sacerdote brasileño, empieza a experimentar las torturas que sufrió Jesús en su crucifixión.