Entre las características más resaltantes de esta teoría se encuentran:
Su enfoque se centra en la existencia propia del hombre, de su ser, y en la búsqueda de soluciones a los problemas del hombre. La razón no es la única que muestra la realidad, también los sentimientos más elementales como la frustración y la angustia son capaces de mostrarla. El pesimismo se encuentra acentuado dentro de esta filosofía. Sin embargo a pesar del remarcado pesimismo, el existencialismo concibe que sólo el hombre existe y que solo él es capaz (aún dentro del pesimismo) de encontrar positivismo y concebir su propia esencia. El hombre es libre y es el único en crear su mundo.
La popularidad del existencialismo surge luego de la segunda guerra mundial, como un desahogo de pensamiento y a la pérdida de valores que dejó este conflicto.
Existen tres escuelas de razonamiento existencialista: el existencialismo Ateo, el existencialismo agnóstico y el existencialismo cristiano.
El existencialismo ateo tiene como principio fundamental el rechazo hacia toda creencia inmaterial, metafísica o religiosa. Según esta corriente, la naturaleza humana no existe, porque no existe un Dios que la procree; es el hombre quien se percibe a sí mismo como ser y es el único que determinará qué quiere ser. Entre los más destacados exponentes de esta escuela se encuentran: Jean Paul Sartre y Albert Camus.
El existencialismo cristiano, se distingue por plantear la posibilidad de una etapa religiosa como hipótesis de salvación; esta escuela recurre a fundamentos religiosos como el pecado original, la pérdida de la inocencia, etc. Para definir el principio metafísico, como probabilidad concreta de los hombres. Otro rasgo característico es la afirmación de que el bien más alto que todo ser humano puede encontrar, es su vocación propia. Entre sus exponentes más importantes se encontraban: Gabriel Marcel y Soren Aabye Kierkegaard.
El existencialismo agnóstico se fundamentaba en las observaciones y experiencias. Esta doctrina considera la religión como un elemento importante en la cultura e historia de los seres humanos, así como no refuta la existencia de un Dios, sin embargo opina, que es algo que no se puede probar o evidenciar. Sus más grandes exponentes fueron: Martin Heidegger y Albert Camus.