Dentro de su papel como figura bíblica y religiosa, se puede afirmar que Jesucristo cumplio las característica de un hombre sumamente persuasivo; con la espectacular capacidad de convencer a los demás. Algunos teólogos atribuyen este éxito, con respecto a la conversión de las personas, a la autoridad espiritual que este tenía. A esto se le suma el carisma y el encanto que ponía en sus discursos. A estas facultades, en las sagradas escrituras, se les describe con la palabra exousía. Se menciona que este don se desprendía de la belleza de las palabras de Jesucristo y el amor que de ellas se desprendían. De igual forma, este término también se empleaba para hablar de Pedro, el hombre con la fuerza suficiente para levantar la Iglesia Católica.
La interpretación a la exousía de Jesús se puede dar desde diversas perspectivas. Aquella proveniente de los evangelios, sugiere que este sea visto como un don divino, es decir, como una manifestación directa del poder de Dios. Otros firman que esto simplemente forma parte de cualidades meramente humanos, pero excepcionales, que pueden ser preciadas en importantes hombres, como Luther King y Gandhi.