Puede ser considerado un flagelo de azote a cualquier instrumento con cuerdas atadas al extremo de una vara o mango cualquiera. Es posible distinguirlo del látigo por la simple constitución que presentan ambos, pero que resulta única en cada uno de los casos, puesto que el látigo consta de una larga pieza de cuero que se engrosa hacia a su base, es bastante manejable y permite herir al castigado desde una distancia lejana. Actualmente, este es considerado como uno de los símbolos más importantes de la antigüedad clásica y la crueldad de las penas impuestas.
Otro instrumento de gran antigüedad y que tiene una simbología especial es el mayal, que consta de una gran sencillez, pero del cual han sido identificado alrededor de 7 tipos diferentes sólo en la Europa atlántica. Este fue utilizado desde la época de los romanos y ayudó a acrecentar los números de las cosechas anuales.